Nunca pensé que te iría a escribir de nuevo.
Hace tiempo decidí que no quería jugar tu juego.
Pero caí más de una vez, si entre tus dedos
tenías los hilos, yo no conseguía alzar el vuelo.
Me alejé 90 veces, no me hacías bien;
pero me encontré en tu cama casi 100.
Y yo sabía que ahí no encontraría lo que buscaba
pero ¿Quién me paraba si a nadie más le importaba?
Pasó tan rápido que no entendía
porqué no quisiste escuchar lo que todos te decían.
Y nos calló como un baldazo de agua fría.
¿Cómo prepararse para un hijo en 60 días?
Y de la nada la mañana se volvió tan fría.
Iba a ser padre, no lo concebía.
Y entre tanto temor, nació la primera alegría
al ver que era un varón. Supe que se iba a llamar Tobías.
Hubo dudas de todos. Quise ignorarlas.
Tuve mis dudas, te encargaste de matarlas.
Te vi segura y me convenció,
pero tenías tus dudas, solo te negabas a enfrentarlas.
Y al fin nació y me enamoró
y cuando abrió los ojos, el momento más hermoso de mi vida.
Ver esos ojos fue lo que más me dolió
dos meses después, el día de nuestra despedida.

Que no le falte nada, que el no tiene la culpa de nada
solo me mató con la mirada.
Me vi dispuesto a hacer lo que creí correcto
y ahí estaba, pero esto ninguno se lo esperaba.
Pasé del shock a la aceptación,
le hice un hueco en mi corazón, busqué lo bueno en el asunto.
Y tras la emoción, vino el puñal de la traición
y ahí va el hijo con el nombre más hermoso del mundo.

Me alejaron tus mentiras en más de una ocasión
pero hoy no te odio, no dudo de tu intensión.
Solo quisiste ser de nuevo musa de mi inspiración
y te volviste Billie Jean, ‘cause the kid is not my son
Fuimos segados todos,
si hasta yo mismo lo veía y me creía estar mirando mi reflejo.
Y ahora ¿Quién mata el dolor
de caer en cuenta de que no puedo ni reconocerme en el espejo?
Quizás fue mi error,
debí alejarme en un principio, acostumbrabas a mentirme tan seguido.
Pero llegaba a faltarle mi amor
y hubiera sido peor estar toda una vida arrepentido.
Me duele más ver a mi madre en esta situación
de decepción causada por tu negación.
Tantas veces que te pregunté si no existía otra opción
y asegurabas que era mi hijo con total convicción.
Y ahora pienso ¿Qué hago? ¿Cómo lo concluyo?
Tengo que irme, no puedo verte a la cara.
Son tus mierdas del pasado las que me separan,
quizás me quedaría a su lado, si no fuera tuyo.
Pero no quiero caer de nuevo entre tus redes.
De eso estoy seguro, no dudo ni por un segundo.
Ganaste el juego, me llevo el premio consuelo
de haber dado a un hijo el nombre más hermoso del mundo.

Que no le falte nada, que el no tiene la culpa de nada
solo me mató con la mirada.
Me vi dispuesto a hacer lo que creí correcto
y ahí estaba, pero esto ninguno se lo esperaba.
Pasé del shock a la aceptación,
le hice un hueco en mi corazón, busqué lo bueno en el asunto.
Y tras la emoción, vino el puñal de la traición
y ahí va el hijo con el nombre más hermoso del mundo.